Lejos de la imagen que se
tiene de que hay pocas personas con proyectos tecnológicos o innovadores,
ocurre que las administraciones han destinado pocos o ningunos recursos a
formar a estas personas para que puedan buscar financiación y materializar sus
empresas
La innovación, salvo en
algunos países anglosajones que conocemos bien; está de facto afectada por
males estructurales en la cultura y en la organización social, empresarial y
política que resisten tanto el paso de las décadas como las oleadas de cambio
tecnológico que están sacudiendo el planeta y que impiden el desarrollo y el
crecimiento del tejido empresarial basado en la innovación.
Básicamente, los factores
clave de desanimo, que se oponen intrínsecamente al progreso y a la innovación
tecnológicos son:
- La desprotección social
que históricamente ha sufrido el emprendedor
- El desestímulo
familiar, escolar y social para generar el espíritu emprendedor
- La falta de
herramientas en la universidad para aprender a ser empresario
- Las pocas o nulas
ayudas que llegan de la administración
- La falta de
sensibilización de las instituciones financieras
.
Un emprendedor de la
innovación es un profesional que desestima un puesto de trabajo convencional en
una empresa por crear su propio negocio a partir de su propia visión de un
nicho nuevo de mercado, decisión que le fuerza a ser autónomo, al no trabajar
por cuenta ajena, y que implica a su vez renunciar a la protección social que el
subsidio de desempleo proporciona. Si a este hecho le añadimos que el
emprendedor tiene que invertir sus propios recursos o los de sus familiares, el
factor de riesgo se hace incalculable.
El entorno familiar
también contribuye al desánimo del potencial emprendedor, ya que ningún padre
desea la desprotección social que genera el trabajo autónomo para su hijo,
aunque éste haya sido el estudiante de más talento de su promoción. Y es que
hay mucho talento, pero la mayoría de los estudiantes ni sus padres tienen
cultura de asumir riesgos
Por ende, será
extremadamente raro que el alumno descubra a través de la propia universidad su
vocación emprendedora ya que fomentarla no está entre las prioridades de la gran mayoría de los
centros universitarios. Y si, pese a ello, un estudiante lo hace y decide
perseverar en dicha vocación emprendedora, le será difícil encontrar en su
facultad los conocimientos necesarios, dado el mínimo peso que los estudios de
emprendimiento e innovación tienen en los programas universitarios
.
Para mas dificultar, si
cabe, la iniciativa innovadora, algunas instituciones financieras diseñan golosos
productos financieros, teóricamente indicados para proyectos de innovación con
características espectaculares (menos interés, plazos de carencia de algunos
años o amortizaciones hasta los 10 años) que se canalizan a través de la banca
convencional pero con las garantías convencionales para nuevas empresas (garantías
solo dinerarias),
Por un camino u otro, el
resultado es que los proyectos innovadores, los cuales por definición son
escasamente compatibles con las garantías tradicionales que solicita la banca
(fondos propios, bienes inmuebles, etc.), no reciben prácticamente nunca estos
créditos preferenciales: los reciben las grandes sociedades que los pueden
garantizar, esto es, las sociedades que se pueden financiar con la financiación
bancaria convencional, paradójicamente,
lo que se consigue es abaratar con dinero público los créditos para aquellas
sociedades que pueden financiarse normalmente.
Si aún y así, a pesar de
los riesgos y dificultades que entraña
el emprender un proyecto innovador, el emprendedor se atreve, y, no puede su
proyecto devolver el capital prestado, el emprendedor a parte de perder todas
sus garantías, todo su tiempo y esfuerzo, se verá condenado al ostracismo
social y a que su nombre luzca en el cuadro de honor del Banco regulador como “moroso”,
para que no se le ocurra volver a tener la audacia de hacer aquello que se
necesita para crecer y salir de la enorme crisis que azota a la mayoría de los países,
y que es: crear empresas diferenciadas que tiendan a generar valor añadido y
empleo.
A pesar de las
dificultades mencionadas, paradójicamente, los grandes family offices e
inversores privados que antaño invertían su dinero en los mercados organizados
y en el sector inmobiliario, actualmente gozan de excesos de liquidez que necesitan
nuevas vías de inversión, y que en muchas ocasiones solo encuentran en
proyectos de innovación o de base tecnológica que puedan generar grandes plusvalías
a través de la diferenciación con proyectos o empresas tradicionales.
Para generar la confianza
que necesitan estos inversores es imprescindible disponer de una idea
innovadora, de una memoria del proyecto y de un plan de negocio, si esta información
ofrece una viabilidad y una rentabilidad empresarial, ya solo se necesitara de
un plan de financiación y una propuesta de acuerdos con los inversores.
Esquema del modelo de financiación
de un proyecto de innovación o tecnológico:
No hay comentarios:
Publicar un comentario