¿Qué ha sucedido?
Recuerdo en mi
juventud en que tenías tres alternativas de posicionamiento laboral:
-
Mucha cualificación, con grandes posibilidades de desarrollo
profesional y salarial, a consecuencia de estudios universitarios largos y
penosos
-
Media cualificación, con medias posibilidades de desarrollo
profesional pero también con salarios adecuados y a temprana edad
-
Ninguna cualificación, pero que el mercado laboral te absorbía
por la ingente generación de puestos de trabajo (esto era lo más duro de la época
de estudiante cuando te veías esforzándote y dependiendo de tus padres sin prácticamente
ingresos y tus compañeros que habían optado por no estudiar con ingresos, coches,
y demás..)
El mercado absorbía
perfectamente las tres opciones, había trabajo para todos, cada uno en su
posicionamiento seleccionado, ahora, sin embargo, hemos llegado a la saturación
laboral, todo lo que había que construir hace solo unos años está construido, y
sobra la gente, no hay trabajo para absorber la ingente masa trabajadora en
todos los niveles que la sociedad ha generado.
Esto no significa
que “sobran trabajadores”, significa que el “paradigma ha cambiado”, ha
cambiado el modelo y con él ha cambiado el acceso al mundo laboral y sus
condicionamientos.
Por un lado, el
ser humano tiene un gen que le hace resistente al cambio (si la sociedad me ofrecía
un trabajo acorde a la cualificación que he escogido ¿Cómo es posible que ahora
no encuentre trabajo si me he cualificado?) el ser humano no asimila el cambio
y sigue empeñado buscando el puesto de trabajo que la sociedad le ofrecía
antaño.Por otro lado, la competitividad “la competencia”, era lo que primaba en las mayoría de las empresas del siglo XX (que lejano suena ya el siglo XX), y la competencia, no es más que hacer lo mismo que hacen los demás pero mejorándolo un poquito (más barato, más rápido, más grande, más pequeño, más etc, etc…) y este es un modelo también caduco, ya todo ha sido mejorado hasta la saciedad.
Actualmente, si algo puede diferenciar a unas empresas de otras es su grado de adaptación al cambio que está sufriendo el modelo económico y por ende el social, es su capacidad de innovación, de crear modelos que generen valor añadido y que estos sean difícilmente comparables con modelos existentes, y por efecto cascada esto repercute en la misma medida en las personas.
Las personas que tengan capacidad, en la misma medida que las empresas, de evolucionar frente al cambio y ser capaces por si mismas de generar un valor añadido, de asumir un gen innovador, y que no se limiten a replicar modelos de trabajo ya caducos, son las que tienen el futuro en sus manos.
Lamentablemente las universidades, responsables de la formación y la cualificación de los estudiantes, son entes mastodónticos tremendamente lentos y más incapaces aún de evolucionar frente a los cambios que los propios estudiantes en sí, las razones son fundamentalmente la lejanía que tienen sus estructuras jerárquicas de las necesidades reales de formación efectiva ( la universidad pública en España solo tiene la asignatura de emprendimiento en la carrera de económicas en su último curso, y es optativa).
Así las cosas, nos encontramos ante un cambio de modelo social y económico que ha desestructurado el modelo formativo y de acceso al mundo del trabajo de cientos de miles de personas.
El autoempleo, el
“outsourcing” (empleo cualificado fuera de la empresa) y, el emprendimiento,
aparecen como los únicos caminos para resolver el acuciante problema del
trabajo de la sociedad actual.
Las administraciones,
cegadas por mantener su estatus al margen de la realidad social, las
universidades, que no entienden todavía que la formación en inteligencia
emocional será más efectiva en las próximas décadas que la formación reglada al
uso, son los elementos que más dificultan el acceso al trabajo en los próximos tiempos.
Las nuevas
sociedades no crean ya jerarquías de arriba abajo, crean organizaciones agiles
y transparentes, se innova en nuevos mercados más que se compite en los
tradicionales, se va a trabajar más en los proyectos y en las personas que en
las funciones y en la organización, se va generar más confianza en la persona que en el “mando”
y el “control”, más en las redes y relaciones que en el “establishment”
jerárquico, y todo esto.. es nuevo, y la mayoría no estamos preparados para lo
nuevo.
Éste es un
artículo que publique en 2008 en Expansión, ahora, seis años después estamos
sufriendo ya las consecuencias, la mayoría de nuestros mejores estudiantes han
emigrado fuera de nuestras fronteras, y lo más paradójico es que parece que
nuestra administración no quiere que vuelvan (a los tres meses se les elimina
la seguridad social).
El reto está en
las personas, en nuestra capacidad para desterrar modelos caducos y adaptarnos
la nueva situación, solo el emprendimiento, nuestra capacidad para innovar y el
convencimiento de que el empleado al uso ya no volverá a nuestra sociedad puede
hacernos dueños de nuestro futuro y de la reconquista del estado del bienestar.