La tecnología es la función consistente en aplicar los resultados de la investigación y, en los casos en que se pueda, desarrollarlos y transformarlos en bienes y servicios útiles a la comunidad, dicha actividad es ya por si misma innovadora..
¿Qué es entonces la innovación a secas?
Innovar es realizar productos o servicios de manera
diferente a como se han realizado en el pasado, pero, y lo más importante,
generando un nuevo valor añadido.
¿Por qué es tan importante y está tan de moda el innovar?
La respuesta está en la rentabilidad que esperamos
encontrar los inversores sobre la inversión que realicemos.
El hecho de replicar modelos de negocio actuales
mejorándolos en algunos aspectos, solo hará que se aumente la competitividad
entre empresas, que ya es bueno, pero probablemente sea insuficiente de cara a
las expectativas de rentabilidad de un inversor.
Un proyecto empresarial que mejore sustancialmente a otro
parecido puede hacer que con esta diferenciación se capten más clientes, o
clientes existentes compren más, o se genere mayor fidelización, y estos hechos
probablemente hagan aumentar algún punto la rentabilidad del negocio, pero lo
que realmente esperamos los inversores, seamos inversores privados o fondos de
capital riesgo, es que el modelo de negocio en el que invirtamos genere una
rentabilidad muy superior a las rentabilidades medias que generan las empresas
convencionales, y esto solo puede conseguirse con modelos de negocio
innovadores, que generen nuevos mercados y estos, grandes rentabilidades al no
tener los frenos que tienen los mercados cuyos productos y sus precios pueden
comparase con facilidad.
Así las cosas, difícilmente conseguiremos atraer a un
inversor con un proyecto que solo mejore la competitividad y que esta mejora solo
haga aumentar algunos puntos la rentabilidad del proyecto en comparación con
otras empresas del mismo sector
Las altas rentabilidades generadas por negocios
innovadores hacen también atractiva la inversión por la posibilidad que tienen
de generar plusvalías las acciones adquiridas por el inversor a través de su
inversión en el proyecto, así el inversor siempre tiene la posibilidad de
vender sus acciones a una empresa mayor que pueda adquirir a la empresa
innovadora una vez esta haya materializado sus objetivos y conseguido los hitos
previstos.
Pero ¿dónde encontramos los caminos de diferenciación
entre lo que está hecho hasta ahora y lo que se puede hacer generando esa
buscada diferenciación y ese valor añadido?.
Describo a continuación una síntesis del estudio
realizado por el comité de bioética de la UNESCO sobre la Transgresión como
elemento de innovación.
La transgresión;
sin dudas, es inicialmente considerada el límite, como la línea final que
circunda el espacio de lo permitido dentro de cada práctica social y
profesional. Acercarse a los mismos contornos coloca a los practicantes ante el
vértigo de lo que está más allá y ante la amenaza de sanción si a ello se
accede (la mala práctica, la interdicción, lo demonizado). No obstante, se
revelará que esta consideración tiene la estructura de un verdadero problema:
no dejará de indicar las fronteras del propio campo legalizado, pero sólo podrá
mantenerse a fuerza de ser puesta en cuestión, revelando la materia que la ha
construido. Por ello, se enfatizará sin dudas esta otra cara radical: es una
verdadera y completa condición dentro de la ética su violación y
desplazamiento, para fundar sobre ella el progreso de la ciencia, la técnica y
las tecnologías consecuentes.
La transgresión es una “conditio sin equa non” de la
ética; demonizada aunque necesaria,, presente pero velada, inviolable aunque
deslizable, y de ella no se puede prescindir.
Sin un fenómeno
transgresor los grandes cambios sociales no se hubieran producido, la mujer
actual del siglo XXI seguiría siendo una persona destinada a las labores
domésticas si alguien no hubiera transgredido el establishment de mediados del
siglo XX
Así pues, hay una tremenda similitud en el concepto de la
innovación y el término transgresión, consecuentemente la innovación pasa por
el camino de hacer las cosas de manera diferente a los usos y costumbres,
En la historia del mundo, la innovación ha estado
siempre íntimamente ligada a los grandes cambios sociales y en muchas ocasiones
ha partido de la transgresión de unos usos y costumbres determinados,
fundamentalmente la innovación como generadora de cambio no siempre ha sido
fácil de asumir por los estamentos sociales establecidos en cada época y en
cada lugar geográfico donde los dichos cambios se producían.
El siglo XX ha sido realmente el siglo de mayor
concentración de innovaciones en los distintos aspectos de la industria, de la
medicina y de la sociedad de la información y las comunicaciones,
sensibilizando a los estados y a los ciudadanos de la importancia de la
innovación como elemento fundamental de desarrollo y de competitividad, aunque
este concepto haya calado con mayor arraigo en unos países que en otros.
Durante muchos años en el mundo no se ha relacionado la
innovación con la tecnología, véase como antiguamente solo se podían amortizar
en el balance la famosa I+D (Investigación y Desarrollo) que posteriormente fue
la I+D+It (Investigación, Desarrollo e Innovación tecnológica), actualmente, en
la mayoría de países industrializados puede amortizarse en el balance todo el
gasto de Innovación a secas (siempre y cuando se aporte una memoria en la que
se establezcan perfectamente las bases de la innovación, y puedan ser
contrastadas en un proceso de auditoría).
Sin embargo, todo y que desde las administraciones,
en teoría, parece que se apoya la innovación, hay grandes lagunas en la
materialización de este teórico apoyo y que debe todavía seguirse trabajando
para impulsar desde las instituciones el crecimiento fundamentado en la
innovación
Básicamente, las definiciones de Innovación que
hasta ahora han propiciado organismos y universidades parecen demasiado
vinculadas a sectores tecnológicos “de moda”, y reflejan la falta de conciencia
que existe en nuestra sociedad a la hora de vivir la innovación, pues dejan
fuera enormes campos de desarrollo empresarial.
No supone dificultad aplicar tales criterios a
sectores y desarrollos de alto valor tecnológico, pues socialmente está
aceptado y es incluso intuitivo. Sin embargo, existen “otras” innovaciones en
sectores tradicionales con gran potencial de mercado que no parecen encajar en
las definiciones al uso.
Por ende, también a la banca y a las instituciones
financieras les resultaba hasta ahora harto difícil evaluar un proyecto
innovador ya que carecían de los medios para evaluarlo habituados solamente a
valorar los convencionales proyectos inmobiliarios, actualmente con los
modernos sistemas de evaluación de proyectos (due diligences de la innovación,
y planes de negocio) incluso para la banca es más fácil estudiar los riesgos y
beneficios de proyectos de innovación.
Este proyecto que presento hoy en el blog, es una
muestra de cómo un concepto innovador en un sector tan tradicional como es el
sector editorial, no solo puede dar muy buenos resultados empresariales, si no
lo que es más importante para el objetivo de éste blog es demostrar que puede
actuar perfectamente como catalizador de inversiones de inversores terceros.
Estamos en una situación global en la que la
Innovación y solo la innovación puede seducir al mundo, los gobiernos necesitan
de la innovación para asentar las bases de la sostenibilidad de los países, los
inversores necesitan vías de rentabilidades futuras que ahora no ofrecen los
mercados organizados ni los eternamente rentables mercados inmobiliarios, el
paradigma mundial ha cambiado y solo el gen innovador es sintomático de
crecimiento sostenible, la innovación en cualquier sector de actividad se ha
convertido en la clave no solo del desarrollo sino del acceso a la financiación