La mayoría de las empresas nacen de la intuición de los emprendedores.
La intuición
es un conocimiento evidente para el que lo posee que no está fundamentado en el
razonamiento ni en la deducción, generando de esta forma
incertidumbre para terceros, independientemente del grado de intuición y de
seguridad que el emprendedor tenga.
La intuición es un elemento importante para el proyecto
ya que genera mucha seguridad y entusiasmo para el emprendedor, y esta
seguridad y entusiasmo se contagian y se transmiten otorgando un mayor grado de
posibilidades de materialización del proyecto, sin embargo, estos terceros
inversores, bancos e instituciones, necesitan un mayor nivel de confianza que
la que genera la mera intuición, así pues, para financiar un proyecto, lo
primero que se debe hacer es despejar las incertidumbres que puedan tener
terceras personas, empresas e instituciones facilitando la credibilidad del
proyecto, y al mismo tiempo, transformando en razones objetivas y mesurables la
intuición del emprendedor para una mayor confianza y generando también una
mayor seguridad para el emprendedor.
¿Cómo transformamos la intuición en elementos de seguridad para terceros?
La intuición,
a menudo carece de razonamiento y de
deducción, así pues hay que dotar a
la intuición de razonamiento y de deducción de manera objetiva
(esto es realizada si es posible por terceros con experiencia en análisis
empresarial).
¿Qué es el razonamiento?
El razonamiento es el análisis coherente de una serie de
premisas que permiten llegar a una conclusión determinada.
¿Qué es la deducción?
La deducción es el análisis coherente de una serie de
conclusiones que permiten llegar a una conclusión tercera.
Así pues, el dotar a un proyecto intuitivo de
razonamiento y de deducción reduce la incertidumbre de terceros, con esta
incertidumbre minimizada, los terceros, inversores, bancos e instituciones
pueden invertir en un proyecto con un mayor grado de confianza, consiguiendo de
esta forma que se financien con mayor facilidad e incluso con mejores
condiciones de valor accionarial los proyectos que conlleven un alto grado de
razonamiento en su plan de negocio.
En algunos casos, el dotar de este razonamiento pueden
hacernos ver que el proyecto no es tan atractivo como el emprendedor se
imaginaba, o que las posibilidades reales de materialización del mismo son
mucho más reducidas, en este caso es mejor saber estas circunstancias antes de
materializar una inversión, que a posteriori de haberla realizado, incluso para
el emprendedor, es mejor no invertir, ni dinero, ni tiempo, en un proyecto en
el que los resultados de un análisis de razonamiento y de deducción nos
disuaden de la inversión.
¿Cómo realizar el proceso de dotar de razonamiento y de
deducción a un proyecto?
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La Due Diligence de la innovación o de la tecnología
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El Plan de Negocio
La Due Diligente de la innovación o de la tecnología es
el proceso de evaluación del escenario y del entorno en el que se desenvolverá
el proyecto en el caso de materializarse la inversión necesaria, y estudia
aspectos tales como la novedad, la competencia real o posible, el marco legal y
de protección así como los incentivos fiscales y la viabilidad de la
realización del proyecto por los gestores y sus necesidades de medios externos,
todo ello desde una perspectiva totalmente objetiva, es decir, alejándose en lo
posible de la intuición del emprendedor, no para descartarla, sino para
contrastarla con ella.
El Plan de Negocio es el estudio perspectivo del proyecto
desde el punto de vista de las necesidades del mismo y su coherencia con la Due
Dilingence para anticipar la necesidad financiera, describir la trazabilidad
futura de la cuenta de resultados, del balance y de la tesorería y definir
desde estos parámetros una valoración de la sociedad para la negociación con los inversores.
El Plan de Negocio se reliza con posterioridad a haber
realizado la Due Diligence.
La Due Diligence es la aplicación del razonamiento
objetivo sobre la intuición del emprendedor.